Emprende el camino

Mi nombre es Fernanda, tengo 42 años y he venido a romper con lo establecido.

Primero en mi vida, luego en mi familia, y ahora, de una persona a la vez.

Durante toda mi vida, luché con mi salud mental, pasando por psicólogos infantiles hasta psiquiatras e internaciones.

La adicción formó parte de la oscuridad de mi camino; y orgullosa comparto, que es una etapa que hace casi 20 años, dejé atrás.

El sistema de salud mental no estuvo (ni está) a la altura; y si bien puede parecer una opinión subjetiva, mi propia experiencia acompañando procesos de transformación, lo refuerza.

En un momento de profunda oscuridad, me puse un tiempo límite. Iba a elegir la vida, iba a buscar herramientas fuera de lo que el sistema tradicional me ofrecía, iba a darme una oportunidad real para sentirme y vivir diferente.

Me titulé en Enfermería, lo cual me dio una base sólida para entender el funcionamiento del cuerpo y la psique humana.

Me certifiqué en trauma psicológico y en el impacto físico que genera. Adquiriendo herramientas somáticas para abordarlo.

Me capacité en cuanta formación de respiración consciente y regulación del sistema nervioso, encontré.

Estudié en la escuela del gran Maestro Eckhart Tolle, adquiriendo herramientas de presencia, meditación, mindfulness, y consciencia plena.

Me certifiqué como facilitadora de círculos de mujeres, y me formé en la Escuela Chamánica de la antropóloga Flavia Carrión.

Me formé en Coaching tradicional, Life Coaching y Psicología Social.

Actualmente, estoy haciendo un diplomado en Tanatología y acompañamiento del duelo; y un Instructorado en Neurociencias.

​

Luego de años de demolición, creé «El Proceso de Transformación».

​

Un método que aborda el cuerpo físico, mental, emocional y energético con igual importancia.

Un espacio individual (en breve grupal) en donde trabajamos activamente con herramientas prácticas para transformar nuestra vida.

Exploramos nuestras dinámicas y sombras, mientras acompañamos la regulación del sistema nervioso, aprendemos a cuidarnos con límites y exponemos esa vocecita interna (que acá llamamos ego) para obtener la información inconsciente que necesitamos.

Son procesos intensos y profundos que requieren de un gran compromiso.

​